lunes, 22 de febrero de 2010

ETAPA 2 : BOADILLA DEL CAMINO - BURGO RANEDO

Sábado, 4 de Agosto de 2007



Segundo día del Camino.
Nos despertamos con la alegría de empezar un nuevo día, la noche había sido regular, de tanto cansancio había sido difícil dormir, además estábamos quemados del sol, las prisas del día anterior las iba a pagar. Bueno, pues nada me dije: hoy toca ir de manga larga porqué en los brazos no me iba a poder dar el sol.

Desayunamos en el Albergue, ya no estaban los peregrinos tan agradables de la noche anterior, ellos ya hacía horas que habían salido.
Salimos hacia la plaza para ver el rollo y de allí continuamos camino siguiendo las flechas amarillas, recuerdo que ayer cuando empezamos nos costaba encontrarlas, pero luego te acostumbras y las ves en todo momento.


La salida de Boadilla es por un camino bastante pedregoso, yo iba sufriendo porqué tanto bote a Rossi, mi marido, no le iba a venir bien para su lumbalgia. Pero él que es bastante fuerte y tenía tantas ganas como yo de hacerlo, ponía su mejor cara aunque yo suponía que le molestaba bastante.

Después de 2 km. llegamos al Canal de Castilla, un canal que va desde Alar del Rey a Valladolid, pero esa sería otra historia que hariamos dos meses más tarde.


El camino transcurre paralelo al Canal durante seis km., es una maravilla, es llano, es una verdadera pista sin piedras, bueno sin piedras... no, porqué había una sola y esa


es la que pilló mi marido Rossi con la bici, iba distraido haciendo fotos al Canal cuando la única piedra del camino se puso en el suyo y terminó en el suelo. ¡Que susto! Yo oí un ruido muy fuerte y cuándo miré hacia atrás estaba en el suelo y un peregrino le estaba ayudando a levantarse. ¡Madre mía, lo que le faltaba!.



Parecía que no había sido un golpe muy fuerte pero sin embargo, se había hecho daño en las rodillas, en los codos, en los brazos, en demasiados sitios, y a esto había que añadirle sus dolores de la lumbalgia.


Se subió a la bici con más pundonor que otra cosa y seguimos pedaleando otros 3 kilómetros más antes de llegar a una de las esclusas más bonitas que tiene el Canal, la de Frómista.  ( Si quereis más  información del Canal pinchar aquí )

Paramos a hacer las fotos y cuando miré estaba blanco, en el antebrazo le estaba saliendo un bulto que le iba creciendo por segundos. Bueno le dije, aquí en Fromista seguro que hay algún médico que te pueda echar un vistazo a ese antebrazo.

Entramos en el pueblo, pero ibamos cabizbajos, estaba preocupada por él, por sus dolores, porque conociéndole sabía qué se estaría comiendo el tarro de por qué se había caído. La novata era yo, de mí se podia esperar cualquier cosa pero él llevaba demasiados km en bici a sus espaldas, seguro que lo iba pensando mientras nos dirigíamos al Consultorio Médico, y además aunque ninguno de los dos lo decíamos teníamos esa pequeña nube sobre nosotros que nos iba diciendo que este podia ser el final de lo que solamente acabábamos de empezar.Le curaron las diversas heridas que tenía, le pusieron hielo en el antebrazo para bajar la hinchazón, le pusieron la inyección de Inzitan que llevaba desde Madrid para los dolores de la lumbalgia y le dijo: ¿Con esa inyección que era un antiinflamatorio le serviría para lo suyo y para el antebrazo. También le dijo que era una locura haber empezado en su estado el Camino y le recomendó que lo dejara, que si ya había sido malo antes, ahora con esto no podria continuar.

Salimos de allí superdecaidos y nos dirigimos a la Iglesia de San Martín, había leído mucho sobre ella en internet y me apetecía verla, pero para mi sorpresa la abrían a las 10 de la mañana. Un poco tarde para abrir pues los peregrinos madrugan y al llegar allí les quedaban dos opciones: perder y esperar un tiempo que luego que el calor les haría pagar o marcharse sin verla.


A todo esto, mientras estábamos allí sentados oyendo protestar  a los peregrinos por el horario de apertura, le iba diciendo a Rossi, que no importaba, que nos fuésemos a casa, que menos mal que nos había pasado en un pueblo grande donde había médicos, que ya sabíamos que este viaje había estado gafado desde el principio y todas esas cosas que se suelen decir a los demás para que no se sientan mal ¡Chico, vámonos a casa! ya volveremos al año que viene cuando estemos mejor. 


Pero él no quería, en su interior, se decía que no podía ser él, el chico fuerte, el que fallara.



Estuvimos allí bastante rato, mientras tanto Rossi se dedico a recoger todos los sellos que pudo y al final dijo que no, que él no se rendía y que tiráramos hasta León que allí sería más fácil poder llevar las bicis a Madrid.

Recuerdo que cuando reemprendimos el viaje, mientras Rossi recogía sello en la Ofi de Turismo, me hablaron una pareja de ciclistas que estaban desayunando en la terraza del bar, estuvimos hablando y contándoles lo que nos acababa de pasar. Y cuando ellos nos dijeron: Buen Camino, pensamos que ¡ojala sea así! porqué lo necesitamos.

Por suerte para nosotros esta etapa es una de las más llanas que hay, además parte de ella transcurre por un andadero paralelo a la carretera, nosotros tomamos el camino por la carretera por dos razones, evitar las piedras del camino y no molestar a los numerosos peregrinos que circulan por el andadero.


Pasamos algunos pueblos y a la salida de Villarmentero de Campos nos encontramos con los peregrinos que compartimos mesa la noche anterior, que ilusión nos hizo a todos, parecía que acabábamos de ver a alguien con el que lleváramos mucho tiempo compartiendo nuestra vida. Después de charlar un rato con ellos, nos despedimos: Buen Camino, no sin cierta tristeza de saber que ya no les volveríamos a encontrar.



En Villalcazar de Sirga me llamó mucho la atención la Iglesia de Santa María la Blanca que es tan grande que parece una catedral.


Y aún más que eso un peregrino de bronce sentado en una mesa invitándote a acompañarle, por supuesto que me senté a su lado y me hice una foto con él.




A estas horas el calor comienza a ser agotador, y además de ir de manga larga por las quemaduras solares, lo cierto es que lo llevo mal, bastante mal. Tengo que poner un pañuelo de papel en el manillar para irme limpiando el sudor, la mitad de las veces me cae sobre los ojos y bastante molesta. A diferencia de Rossi, que va mejor con el calor, yo cuanto más avanza la mañana lo llevo peor, empiezo a agotarme y me quedo sin fuerzas.
Me despido de mi amigo de bronce y continumaos camino a Carrión de los Condes, el camino hasta allí es fácil, transcurre por un andadero paralelo a la carretera.

Igual que hiciéramos a la salida de Frómista seguimos por la carretera para no molestar a los peregrinos pero seguíamos saludándoles y deseándoless: Buen Camino.
Parece mentira pero muchas veces cuando he estado cansada en algún momento y alguien ha pasado y me ha dicho: buen camino, no es que me diera alas..., ni qué me quitara el cansancio...pero sí que me ha ayudado, no sé como pero me ha hecho sentir algo mejor y bueno... eso es lo importante.

En Carrión páramos en la oficina de Turismo a coger sello, no sé si lo he dicho pero Rossi es el encargado de recoger los sellos, a él le gusta pero a mi me da un poco igual. Sin embargo, él disfruta y recoge todos los sellos posibles, para él es como una colección.


Intentamos recoger también el sello en el albergue pero el hospitalero de muy malos modos, bastante desagradable, nos comentó que estaba cerrado y que no nos ponia el sello.

Paramos en una pastelería y compramos unos pasteles que nos comimos en un parque a la sombra. ¡Que buenos que estaban!, tanto que tuvimos que repetir.

Desde Carrión volvimos a coger carretera porque nos habían comentado que el camino estaba lleno de piedras, tanto que a este tramo se le llama la batidora, pero tal y como estaba Rossi esto no es lo que más le iba a beneficiar.

Por el camino vimos a un ciclista qué estaba parado en el arcen y  paramos a preguntarle si tenía algún problema, pero nos contestó que no y seguimos camino.


Iba pendiente del cuentakilómetros esperando que llegara el número 100, me parecía algo tan especial, que iba 97..., 98..., 99... y ...100 ¡Rossi, corre, párate! y le improvisé  en una cuartilla un cartel que ponia: "mis primeros 100 km"y lógicamente foto para la posteridad. ¡Madre mía 100 km, no me lo creía!.
                            
En una subida volvimos a ver al ciclista de antes que iba a pie empujando la bici, charlando con él nos dijo que había tenido una caída en Pamplona y le habían tenido que dar puntos en la pierna por eso iba despacio sin forzar. Volveríamos a coincidir con Alex varias veces más a lo largo del camino y surgiría una amistad que se ha mantenido hasta hoy.


Pedaleamos con él unos kilómetros y al llegar a Calzadilla de la Cueza nosotros entramos en el pueblo y él continuo adelante. En Calzadilla entramos como siempre a tomar una Coca-Cola en un bar y a pedir hielo para ponérselo a Rossi en el brazo, allí coincidimos con la pareja de Frómista que estaban comiendo, nos comentaron que la batidora había hecho honor a su nombre y les había dejado hechos polvo. Nos dijeron que nos quedáramos a comer con ellos, la verdad es que tenían delante el plato de guisantes más grande que he visto en mi vida, pero los pasteles de Carrión y la Coca-Cola que acabábamos de tomar nos habían quitado el hambre, así que tuvimos que declinar la invitación con mucha pena porque parecían personas muy agradables.

Y seguimos camino, paramos a comer en Terradillos de los Templarios, es un albergue nuevo, comimos bastante bien. Pero sobre todo se estaba fresquito porqué en la calle hacía demasiado calor y como tenía que ir de manga larga porqué estaba quemada del sol, me costaba mucho aguantarlo.
Me costó bastante decidirme a salir de allí, pero había que continuar, así que manos a la obra, en este caso a las bicis y adelante.
                             

Pedaleando, Pedaleando llegamos a Sahagún que ¡Cómo no! estaba el pueblo en lo alto de una cuesta, así que cuando llegamos arriba estaba deshidratada, por que lo que tuvimos que parar a tomar una tomar una Coca-Cola y esto lo hicimos en el albergue Viatoris, de este albergue recuerdo sobre todo una vidriera redonda que tiene que me parecio muy significativa.





La salida de Sahagún es cuesta abajo, así que comodamente llegamos al río y desde allí continuamos camino hasta que unas ovejas  se cruzaron en el nuestro obligandonos a parar.

   
De allí continuamos, cada vez  estaba más cansada, además el sol me molestaba bastante, tenía quemaduras solares hasta en la cabeza. Sudaba tanto que continuamente teníamos que parar a descansar, así que nuestra próxima parada fue en Bercianos del Camino, allí paramos en el bar, necesitábamos hielo para poner en el antebrazo de Rossi y yo tenía que tomar algo si quería seguir adelante.

Tomamos Coca-colas y nos dieron hielo para Rossi, eso si aquí aprendimos una cosa que volveríamos a repetir más veces, después de que tuviese puesta la bolsa de hielo un rato, vaciábamos este en el bidón de la bici  y conseguíamos así que el  agua estuviese fresquita y se pudiese beber. Y es que repito, el calor era insoportable, recuerdo que el cuenta de la bici me marcaba 45 º y eso se hacia notar.


Seguimos pedaleando, lo que más recuerdo es que en algún punto del camino ibamos por una carreterilla entre árboles, ibamos por la izquierda porqué en ese lado era donde estaba la sombra y eso lo hacia un poco más cómodo.

Pedaleando, pedaleando llegamos a Burgo de Ranedo, nuestro sitio elegido para hacer noche, más qué nada porqué eran las siete de la tarde y porque ya no podía más.

Este pueblo cuenta con varios hostales, miramos primero en el municipal pero estaba completo y así sucesivamente en los dos siguientes. Preguntamos en un restaurante que además era Hostal  y eran los dueños del albergue Piedras Blancas, lo primero que intentaron era vendernos una habitación pero nosotros queríamos dormir en albergue y probar lo que se sentía  puesto que el día anterior en Boadilla no lo habíamos hecho.


 
Cuando se dieron por vencidos, por fin, nos mandaron al albergue y allí y vuelta de lo mismo,  que sí tenian habitaciones, que si estaríamos mejor, que si sólo le quedaban las literas literas de arriba, pero nosotros digimos que no nos importaban y cogimos dos que estaban juntas.

A partir de aquí la rutina de siempre, ducha.., hacer la colada y las camas, porque nosotros además de los sacos nos habíamos llevado sabanas bajeras para poner en los colchones.
El albergue estaba bastante bien, contaba con unos grandes jardines y con muchas tumbonas para tomar el sol. Estaba pensado para los peregrinos de a pie que suelen terminar su jornada a la una o las dos y asi les da tiempo a disfrutar mas de ello, de hecho había gente tomando el sol mientras nosotros hacíamos la colada.


Cuando terminamos nos sentamos en el jardín y charlamos con unos peregrinos que había allí que nos contaron que ellos habían estado haciendo el Camino de noche estos días que había habido luna llena. Esto tenía sus ventajas: "El Encanto de la Noche..., evitarse el calor del día..., etc pero también contaban con el inconveniente de que no habían visto nada. Cuando comentábamos esto o lo otro ellos no lo habían visto, eso sí al día siguiente caminarían de día como el resto del mundo porque ya no había luna llena.

Nos marchamos a cenar y les dejamos allí en el jardin comiendo pipas y frutos secos y así nos los encontramos cuando regreasamos. Seguimos charlando con ellos un rato y al final se fueron a acostar, nosotros nos quedamos un poco más, aprovechando el fesquito de la noche pues dentro enla habitación el calor es insoportable pues el techo es de uralita y ha guardado el calor de todo el día .
Ya solos, preguntó a Rossi que ¿cómo está?, Esa misma pregunta se la he hecho durante el día en muchisimas ocasiones, pero está vez quiero que sea sincero y no me diga el típico: bien, estoy bien. Me lo vuelve a repetir esta bien aunque tiene bastantes molestias y dolores pero dice que quiere seguir adelante.
Nos marchamos a dormir, eso si deseándole que tuviese una noche feliz y con la esperanza de que al día siguiente estuviese mejor.


Resumen de etapa:

Km. Totales: 153,24

Km. día: 88,89
Velocidad Máxima: 53,20
Velocida Media: 14,50

Tiempo de pedaleo: 6h 07 '


domingo, 21 de febrero de 2010

ETAPA 1: BURGOS - BOADILLA DEL CAMINO

Viernes, 3 de Agosto de 2007

Salimos de la estación y nos dirigimos a la Catedral, nuestro primer sello y alguna foto típica, nos dirigimos al albergue del Parral, allí hacemos nuestro primer contacto con los peregrinos, estábamos muy nerviosos pero con mucha ilusión, estábamos a punto de comenzar algo que para nosotros, sobre todo para mí, era muy importante.


Cuando salimos de Burgos eran cerca de las tres de la tarde, comenzamos a pedalear con muchas ganas, íbamos pasando por distintos pueblos tan conocidos para nosotros por haber leído tanto de ellos en Internet mientras preparábamos nuestro Camino.

Incluso en Tardajos, el segundo pueblo que pasamos nos permitimos reírnos mirando en el mapa los km. que nos quedaban a Santiago.

Estábamos tan impacientes por pedalear que incluso me olvidé de echarme el protector solar, mas tarde lo pagaría.

Fuimos pasando distintos pueblos, en Rabe estuvimos intentando buscar a la monjita que según habíamos leído, regalaba medallas de la Virgen a los peregrinos, pero no estaba, a esas horas no había nadie en la calle.

Pedaleando por esos caminos, a mediodía, me iba dando cuenta de la soledad que embarga esta zona. Nos encontramos con alguna peregrina de a pie, y realmente pensé lo que dura tenía que ser esta etapa para ellos.

Casi tanto para mí como cuando me tuve que enfrentar a mi primera cuesta abajo, y además que cuesta, ¡madre mía, qué cuesta! y cuantas piedras que tenía. La llaman la cuesta de Matamulos y la verdad es que no me estraña. Como soy tan miedosa a las cuestas abajo y tan patosa con las piedras, decido bajarme de la bici y bajar andando con ella, más vale prevenir que acabar llamando a la cuesta Matamarías.

Y claro como tampoco llueve a gusto de todos pues también tuve que empujar en más de una cuesta, lo que me hacía pensar que si esta era la parte llana ¿Que sería lo que me esperaba después?.

Recuerdo especialmente El Albergue Arroyo de San Boll, es un poco especial, un poco hippy, pero te impresiona ver algo tan verde en medio de tanta aridez, es como un oasis en medio del desierto.

Paramos allí a tomar algo de beber, lo poco preparada qué estaba y el calor tan fuerte que hacía a mediodía me hacían sentir medio deshidratada, aparte del agua que llevábamos teníamos que parar en los pueblos cada poco tiempo para tomar algo y reponer los líquidos que iba perdiendo.

Después de mucho rato por el llano, casi oculto, al final de una bajada estaba Hontanas. Allí decidimos parar un tomar un bocadillo, eran las 5 de la tarde, el bocata una birria pero la Coca-Cola y el agua de la Fuente estaban de lujo.

Mientras comíamos, charlamos con unas peregrinas francesas que estaban en la sombrilla de al lado, quién nos iba a decir que días después coincidiéramos con ellas a muchos kilómetros lejos de allí.

Siguiendo el camino llegamos ante las ruinas de San Antón, es alucinante, no sabría explicar la sensación que se tiene cuando pasas por debajo de ellas, juraría que incluso se me puso el vello de punta, me emocioné, pensar que estábamos allí, pasando por debajo de esas ruinas que tenían tantos años y que habrían visto pasar millares de peregrinos a lo largo de su historia.

Desde aquí el camino sigue por la carretera que te lleva hasta Castrojeriz, tenía bastante miedo porque sabía qué después de aquí estaba esperándome El Alto de Mostelares. Desde el primer día que me puse a leer sobre el camino me había quedado un miedo muy grande a este sitio pues decían que era difícil la subida, eso no es lo que más me preocupaba, siempre podría empujar, pero decían que tenía una bajada muy complicada, y no se si lo he dicho pero tengo fobia a las cuestas abajo.

Preguntamos a los lugareños y nos dijeron que las bicis no solían ir por allí, mejor que nos fuésemos por la carretera, que hacíamos algún kilómetro más pero que merecia la pena pues la carretera no tenía tráfico y el Alto sí que tenía muchas piedras.

Así que nada, se me iluminó el cielo, todo mi miedo se pasó y tiramos por la carretera. Fue una maravilla y es que verdaderamente no tenía tráfico pues no nos encontramos con nadie.


Ya empezábamos a estar cansados y pensamos en parar a dormir pero el albergue de Fuente de Fitero estaba completo pero nos recomendaron que fuésemos al Albergue "En el Camino" en Boadilla del Camino qué estaba muy bien y se encontraba sólo a 9 km. La verdad es que el Albergue era una maravilla y la gente que lo llevaba mejor, si tuviera que puntuarles les daría un 10 por su amabilidad y su trato con el peregrino.

Cuando traspasé la puerta de entrada, que era una antigua puerta de corral, no me imaginé lo que me iba a encontrar: Un jardín con césped y flores y en medio de todo una piscina, ¡Creía qué estaba soñando!.

Después de un día tan agotador para mí, había hecho 65 km. y nunca anteriormente había hecho tanto y además habíamos salido a las dos de Burgos y no había dormido ni dos horas con los preparativos del viaje.

Al llegar allí comentaron que sólo tenían dos literas de arriba o una habitación, no lo dude me quedé con la habitación, la vista de las literas me asusto un poco, aún no estaba preparada para dormir todos juntos.

Después, la rutina que a partir de ahí seria siempre la misma al llegar: ducha y a hacer la colada.

Cenamos allí, todos juntos, las mesas eran colectivas y aunque habíamos elegido la comida entre los platos que tenían, recuerdo que dejaban las fuentes en medio de la mesa para que cada uno se sirviese y las compartíamos entre todos.

Comenzamos a hablar y compartir experiencias del día con el resto de los peregrinos y fue allí, en ese momento cuando comencé a saber lo que realmente era el Camino, lo que después he ratificado: El Camino es eso, compartir con los demás esos momentos, hablar con gente que no conoces y que al final de la noche parece que llevas años conociéndolos, el Camino es eso, compartir con los demás tus vivencias del día.

Intentamos salir a ver el rollo, pero aunque era Agosto, cuando intentamos salir de allí hacia un frío terrible, así que vuelta y a dormir que ya era hora.

Al día siguiente había que seguir.


Resumen de etapa:

Km. Totales: 65500
Km. Día: 65.500
Velocida Máxima: 45,200
Velociad Media: 13.400
Tiempo pedaleo: 4h. 53 '

Por fin llegó el día. MADRID - BURGOS en Autocar

CAMINO DE SANTIAGO 2007


3 de agosto de 2007

¡Por fin, había llegado el día!

Nuestra hija nos dejó en la estación de Avda. de America, estabamos nerviosos, sobre todo yo, para mi esa una de las aventuras más grandes que iba a emprender.

El viaje en el autocar se hizo un poco largo y eso que estabamos cansados, no habiamos dormido ni dos horas, dandole vuelta a las cosas y pensando en no dejarnos nada. Era nuestro primer viaje en bici y no sabiamos si llevabamos demasiadas cosas o nos iban a faltar todas.

Llegamos a Burgos, el punto de salida elegido por nosotros, y allí mismo en la estación nos pusimos los maillots, me temblaban las manos mientras me cambiaba de ropa, la verdad es que tenía miedo, la bici me había parecido que pesaba mucho. No estaba segura de si iba a ser capaz de manejarla. Pero de algo si estaba segura, a partir de ese momento empezaba nuestra aventura



ENTRENAMIENTOS

Mayo de 2007


Entrenamientos

A partir de ese momento, solíamos salir casi todos los días, la mayoría de las veces era por el parque cerca de casa, pero cuando teníamos tiempo volvíamos a la vía verde, muchas veces salíamos antes de comer y llevábamos bocadillos para comer en alguna de las áreas de descanso. Los fines de semana solíamos ir a la ruta de Casa Eulogio, esta me gustaba porque era por camino y me ayudaba a prepararme un poco más, aunque se notaba que era muy inexperta y pillaba todas las piedras y no siempre sabía coger bien las roderas Lo malo de esto es que como la bici rosa no frenaba bien, en el momento en que venía una pequeña cuesta abajo me tenía que bajara porque me entraba pánico a bajar sin tener frenos, aparte de que yo siempre he tenido fobia a las cuestas abajo. Como la cosa parecía que iba en serio en el mes de Mayo, para mi cumpleaños mi familia decidió comprarme una bicicleta, era una bici del Decathlon de 250 Euros que tenía suspensión en la horquilla delantera, mejores marchas y sobre todo "frenos". Estaba alucinada, cuando me la dieron al principio tenía un poco de miedo, me parecía muy grande, nunca en mi vida había tenido una bici para mí. Poco a poco, la idea del Camino estaba más cerca, incluso habíamos logrado que mi hija que tenía una semana de vacaciones en Mayo, dijo que también se animaba.

El día del estreno de la bici fue guay, salimos los tres y nos fuimos a casa Eulogio, yo estaba alucinada, como mi bici tenía suspensión delantera conseguía adelantar a mi familia, es cierto que mi marido estaba un poco tocado de una caída del día anterior, pero aún así les adelantaba por el camino y volvía a buscarlos. La verdad es que desde el primer momento me enamoré de mi bici, pero vamos no sólo yo sino que ese día y al siguiente mi familia decía que claro ellos con sus bicis, cualquiera de ella era muy buena pero ninguna de ellas tenían horquilla delantera, bueno así que paso lo que pasó, que en dos días se habían comprado ellos también bicis iguales que la mía.

Decidimos que nos iríamos el 20 de Mayo, saldríamos desde Burgos y nos conformábamos con llegar a Ponferrada.

Seguimos entrenando y en esos entrenos pinché mi bici en dos ocasiones, y entonces a partir de ahí mi bici llegaría a ser PINCHI, era el nombre que mejor que le iba y eso lo ha demostrado a lo largo de todas las salidas que hemos hecho a partir de entonces, siempre en algún momento Pinchi ha hecho honor a su nombre y ha pinchado.

Para ir a Burgos decidimos que alquilaríamos un coche que luego dejaríamos allí, estábamos los tres muy ilusionados, el día 20 cumpliríamos nuestro deseo. Pero el destino hizo que el día 19 por la noche una llamada de teléfono nos comentó que un familiar nuestro había tenido un accidente bastante grave. Lógicamente allí se aborto el viaje. Devolvimos el coche, atendimos en lo mejor posible a la familia y pospusimos nuestros planes para más adelante. De todas formas, recuerdo que no hubiese sido una buena semana porque llovió muchísimo, era como un pequeño diluvio, recuerdo que hubo muchas inundaciones.

A partir de ahí intenté prepararme un poco más pero siempre no fue fácil, había momentos en que la rodilla dolía mucho y tenía que dejar los entrenos durante varios días. El camino se dejó para el mes de Agosto, mi hija ya no nos acompañaría porque no tenía vacaciones, pero bueno lo haríamos mi marido y yo.

Poco antes de salir mi marido tubo un pinzamiento intercostal, parecía que tendríamos que volver a dejarlo de nuevo pero bueno mejoró un poco y como es muy fuerte decidió de todas formas ponerse en camino. De todas formas, él al contario que yo es un persona deportista y fuerte y bueno aunque pareciera que era una irresponsabilidad decidimos empezar nuestra aventura.

EL Comienzo

Abril de 2007


Los preparativos del comienzo

Llevaba tiempo preparandome para hacer el Camino de Santiago, a pesar de mi lesión de rodilla, cada día salía a andar unos kilometros para conseguir hacer mi sueño.

>Pero cada vez era peor, al principio conseguía hacer unos 10 km, luego 5 y después no conseguía hacer ni dos kilómetros sin tener que volver a casa llorando y tonar un montón de pastillas porque no aguantaba el dolor.

Comenzaba a darme por vencida cuando mi marido me dijo ¿por qué no pruebas en bici?, me pareció una tontería, pero me dije ¿por qué no?. Así que cogí la antigua bici de mi hija, llevaba un montón de años sin usarse, y me dije: voy a probar. La verdad es que no cojía una bicicleta desde hacía seguramente unos 10 años, nunca he sido deportista y la bici la cogí ocasionalmente alguna vez para dar una pequeña vuelta.

Las tres primeras pedaladas fueron mortales, creia que la rodilla se me partía, tenía la sensación de que me iba a ser imposible hacer el giro completo del pedal. Pero a partir de la cuarta pedalada la cosa empezó a ir mejor y pensé: voy a intentarlo.Estaba contenta, volvía a tener esperanza de nuevo.

Decidemos quedar en dar un pequeño paseo al día siguiente.



Primera salida: Via verde del Tajuña



Era sábado, la vía verde estaba completa, mi marido me dijo es un recorrido muy fácil, es prácticamente llano. Salimos desde Perales, al comienzo estaba un poco nerviosa, pero comenzamos a pedalear. Fue una odisea, mi bici no tenía frenos, la de mi hija se le rompió el tornillo del asiento, pero seguimos como podimos, eso sí, parando casi cada kilómetro, pero al final llegamos hasta Carabaña y después volvimos. Estaba alucinada, 20 km y volvía, estaba un poco cansada pero no me dolía la rodilla, me pareció fantástico. En ese mismo momento decidí que haría el camino de Santiago en bici.



Mi Camino de Santiago 2007 en bici y a pie

Mi nombre es María, tengo 47 años y unas ganas enormes de hacer el Camino de Santiago.


Como ya os he contado en el Inicio, mi primera intención era hacer el camino a pie, pero una lesión permanente en la rodilla me obligo a encontrar otro medio para hacerlo: la bici.

No que me hizo pensar un día que quería hacerlo, parecía que algo me llamaba, algo me empujaba a emprender la aventurar. Hasta entonces no había hablado con nadie que lo hubiese hecho, así que toda la primera información que obtuve fue a través de Internet.

Recuerdo que nos pasábamos horas y horas, mi marido y yo, frente al ordenador.

Mirábamos fotos, etapas, no sé, nos metíamos en todos los sitios que podíamos y queríamos saberlo todo.

Nos ayudo mucho el Camino de Santiago de Consumer, en él venían muy detalladas las etapas y venia información adicional que era bastante competente.

También era nuestro primer viaje en bicicleta, mi marido montaba bastante en bici, pero siempre habían sido salidas de una mañana, alguna subida a algún puerto o una ruta a un pueblo cercano a Madrid pero nunca se había enfrentado a ello. Y para mí, tiene que decir, no sólo era mi primer viaje sino que casi era mi primera vez que montaba en bici.

Con qué alegría compramos las alforjas, al principio en el Decathlon para los dos, pero yo después de probarlas y tener una pequeña caída, no me gustaron mucho. No me hacía sentir la bici muy segura, tenía la sensación de que se movía mucho. Así que al final él se quedo con unas y yo seguí buscando hasta que encontré unas más baratas, más pequeñas pero también para mí más seguras. Compramos estas para mi hija y para mí pues al principio ella también iba a venir y al final de estas dos son las que usamos Rossi y yo.

Y luego lo más difícil, pensar en que se debía llevar dentro. Ahí estaba el verdadero peligro, si te pasabas lo pagarías caro, el peso se nota pero, al mismo tiempo no quería dejar algo que fuese importante.

Además nos preparábamos lo mejor que podíamos, que en mi caso se demostró no debía de ser lo suficiente porque ¡Madre mía! cuantas veces me ha tocado empujar la bici en las cuestas. De hecho pone en mi credencial que hice el Camino en bici y a pie. Recuerdo en las corredoiras gallegas, haberme hecho amiga de todos los peregrinos de a pie porque en las subidas coincidía con ellos, me pasaban mientras yo iba empujando la bici por las cuestas, les adelantaba al llegar la cuesta abajo y volvía a coincidir una y otra vez con ellos en las siguientes cuestas arriba. Cuantos peregrinos se ofrecieron a ayudarme a empujar la bici conmigo de la pena que les debía de dar, pero yo siempre les decía que no, que mi bici era para mí lo que su mochila para ellos, nadie se las llevaba, que era un peso que cada uno debe llevar. Eso sí, lo bien que lo he pasado charlando con todo el mundo, hablaba con bicigrinos y con peregrinos también, yo hacía a todo.

Pero, ¿Qué tiene el Camino que a todos nos engancha? no se sabe, pero algo tiene. Si no, ¿cómo es posible que aún pasándolo mal todos lo recordemos con ese sabor dulce y esa nostalgia que nos hace querer estar allí?. Cuando alguien me cuenta que se va ha hacerlo o cuando sale en la tele algún reportaje sobre ello, siento una sensación agridulce y una enorme nostalgia de querer estar allí, de volver a ver, de volver a sentir eso que solo allí se puede conseguir, en ese momento ladeo la cabeza y me pongo a recordar.,

El Camino a Santiago para mí no es llegar a Santiago, eso sólo es lo lógico, al final para mí el Camino, como ya he dicho, es cada una de las pedaladas que he dado, cada paso, cada gota de sudor que me ha caído, cada lagrima que también he echado, cada dolor en la noche, cada sonrisa, cada charla con los caminantes, con los bicigrinos, cada alegría que se siente al ver la flecha amarilla que por un tiempo guía ti vida, cada árbol que ves, cada piedra que pisas, cualquier cosa que te hace sentir, para mí repito eso es el Camino. De hecho cuando llegue a Santiago, a la Pl. del Obradorio, recuerdo que pensé, ya está, ya acabé, lo logré, pero al mismo tiempo sentí pena porque todo había terminado y porqué ya nada sería igual. Mientras dura el camino todos nos ayudamos, nos hablamos, compartimos una misma ilusión, es decir todos somos peregrinos, pero al llegar a Santiago todo cambia, volvemos allí a ser los de antes, los de siempre, aunque en el fondo de nuestro corazón nos quede esa espina que nos hará repetir el Camino alguna vez más.

Y es por todo esto, por lo que yo creo que engancha a tanta gente, en el Camino hay gente creyente y no tan creyente, hay quién empieza por devoción, otros por moda, otros por superar el reto, por deporte, pero todos poco a poco, mientras dure el Camino, todos nos iremos convirtiendo en peregrinos, no importa lo por qué lo empezamos, lo importante es como lo vivimos día a día.

Y queda solo decir: "Buen Camino"